22/11/12

Serui y sus casas flotantes

Serui, una casi insignificante ciudad, si es que llega a serla, está "encajada" al fondo de una amplia bahía. Todas las mañanas se establece, desde muy temprano, un bullicioso mercado de verduras y pescados recién traídos por las canoas de pescadores. 
Al anochecer sucede lo mismo al borde de la carretera, junto al mercado, donde mucha gente vendiendo casi de todo se sientan junto a su trozo de tela donde exponen sus artículos,  o en mesas improvisadas por cajas de cartón, o simplemente sobre la acera, y son rodeados por multitud de curiosos que aprovechan, que ya no hace calor en la calle, para realizar sus compras del día. Hay unos pocos supermercados con escasos productos, casi todos chinos, tiendas de telefonía, comercios de música y electrónica, agencias de las compañías de viajes que hasta aquí vuelan y farmacias. Muchas farmacias. Llama la atención que todas venden prácticamente lo mismo: productos para niños y medicamentos para curar resfriados y dolores .
Aquí también existe muchísimos puestos de comida rápida, muy económica -10.000Rp. el plato-, suficiente para una persona. Muchos ni se preocupan por hacer la cena en casa. Al precio que pagan por llevársela envuelta en papel duro, vale la pena comer todos los días lo que se vende en los puestos. Aunque hay pequeños restaurantes, la comida también es exquisita. Sobre todo el pescado a la barbacoa. Por 40.000Rp. preparan un buen pescado con arroz blanco y aliñado con tomate y chilis que lo hace irresistible.
Un permiso oficial "Surat Keterangan Jalanes necesario para visitar la isla, fácilmente obtenido en las mayores ciudades de Papua. Yo lo conseguí en Biak, porque el guía que contacté en Manokwari y que me acompañó a pedirlo me dijo que también valdría para Yapen, pero no era cierto. Él ha vivido mucho tiempo en el sur de Yapen y le creí. Es independiente. Es un engorroso procedimiento pues hay que dirigirse a la policía local que lo tramita y dar explicaciones detalladas de los planes a realizar, es decir, tener claro los lugares que se quiere visitar y las fechas exactas. Muy pocos agentes hablan inglés y me han formulado cantidad de preguntas en indonesio que apenas puedo entender. Cada vez que he de pasar por algún lugar de los elegidos debo acudir a la policía, darle una fotocopia del permiso, del pasaporte y esperar que me sellen la hoja trasera del original, decir el próximo destino y fecha de llegada, y al rato se vuelve a sellar un visto bueno para continuar. No se paga nada por el proceso.
Estos días, aunque ha estado lloviendo sólo medio día, he visitado algunos lagos muy escondidos y paseado por varios poblado playeros. Desde la playa más usada por los "domingueros" hasta pequeños asentamientos de casitas sobre estacas de madera en diversas calas de limpísimas aguas turquesas.
A unos 2kms. al oeste del centro de la ciudad, tomando una pequeña carretera se llega hasta la playa Mariadei, accesible en vehículo público o en Ojek (5.000Rp.). Es un pequeño poblado de pescadores situado bajo una colina frente a una playa de arena negra rodeada por un amplio brazo de mar. Es visitada por los residentes locales, especialmente en la tarde de los domingos. Los vecinos tienen sus propios puestos para atender a los visitantes con bebidas y algo de comer. También vienen los Kaki-limas o carritos ambulantes con diferentes tipos de comidas. Casi nadie  trae la suya propia por lo económico que resultan. Parte del contorno de la playa está bordeada por de un muro que retiene el embate de las olas. Un pequeño arrollo de agua dulce, limpia y clara la parte en dos. La otra más intima, pero de piedras, está cargada de vegetación donde muchos jóvenes acuden a beber sin ser molestados ni molestar mientras se bañan.     
Continuando la carretera principal dirección oeste se pasa por las colinas que circundan el lago Sarawandori, básicamente una combinación de agua de mar y agua dulce produciendo unas fantástica tonalidades, habitado por muchas especie de peces e incluso estrellas de mar. Su admirable paisaje me detuvo. Aquí se puede disfrutar de su  hermosísimo entorno alquilando alguna canoa y palear alrededor del lago en sus transparentes aguas, o nadando, bajo su sensacional silencio.
Otro día, tras preguntar a mucha gente en los alrededores del terreno junto al mercado que hace de estacionamiento de minibuses cómo llegar hasta el kampung Sarawandori en Taksi biasa (minibus compartido) y no en Taksi charter (minibus alquilado) pude dar con él en esa misma parada de minibuses. Nadie parecía saber desde dónde salían hasta que mi insistencia y cauta espera dio resultado. Al ser extranjero parece ser que no es normal para esta gente que viajemos en transporte colectivo y no lo hagamos alquilando uno personalmente, por eso me pedían constantemente que alquilara algunos de los que estaban allí aparcados. Finalmente, tras esperar bastante tiempo a que se llenara uno de ellos pudimos salir en esa dirección. 
La carretera se introduce entre maravillosos paisajes costeros y verdísima vegetación hasta que una desviación, a 21kms., lleva al interior de una hermosa aldea de pescadores atravesando pequeñas bahías donde empinadas montañas con una gran espesura forestal se junta con aguas tranquilas donde el contraste hace detenerse para admirar tanta perfección de color.   Sus viviendas, bajo un espectacular escenario, están ancladas sobre troncos de madera diseminadas en pequeños grupos que divide al poblado en varios emplazamientos. El último grupo de casas se encuentra cerca de una coqueta playa de blanquísima arena en la que el gobierno ahora realiza obras para mejorar su acceso y su aparcamiento para mejorarlo como atracción turística. Varias casetas de madera para resguardarse del sol y un baño componen su acondicionamiento. Una línea de cocoteros jóvenes ofrecen una bonita estampa a la playa. Los vecinos se dedican a la pesca y al cultivo de algas como ingresos alternativo al turismo. Son muy amables y uno de los jóvenes que se encontraba sentado con sus familiares me acompañó a otro pequeño lago que se encuentra a varios kilómetros del pueblo.
Todos los días, al atardecer, me he sentado en uno de los dos atracaderos a disfrutar del diario movimiento de gente en las embarcaciones y observar la caída el sol, antes de dirigirme a cenar a algunos de los tantos restaurantes locales que exponen en su exterior una gran variedad de pescado para hacer a la brasa. Los precios son muy económicos y se come muy bien.
En mi plan entraba navegar hasta Nabire para luego seguir por carretera durante varios días hasta Eranotali, una pequeña ciudad del interior junto al lago Pantai, pero no me han permitido continuar desde allí hasta el Valle de Baliem, atravesando el centro de Papua, debido a las acciones de la guerrilla que lucha contra el gobierno central por la independencia de Papua. Y es que desde 1962 el pueblo de Papua Occidental se ha estado resistiendo a la autoridad indonesia y han causado años de conflicto represivo e injusto. Bajo un programa de transmigración de Indonesia el pueblo se ha reducido a una minoría debido a la reubicación de más de 10.000 familias musulmanas en particular en las ciudades costeras. El conflicto entre las tribus de desposeídos y el ejército indonesio ha dado lugar a grandes conflictos y masacres.  El gobierno de Indonesia se reconoce a los indígenas de Papua Occidental, dejándolos indefensos ante el desarrollo y la transmigración. 
Quiero llegar hasta Wamena, punto de partida para las caminatas de varias semanas que quiero hacer por los alrededores. Tengo que volver a organizarme nuevamente, y ahora estoy calculando otro recorrido alternativo que no afecte al tiempo que me queda de visado -en Madrid me lo dieron por 60 días- sabiendo que debo estar en Jayapura, la ciudad principal, una semana antes para conseguir otro nuevo visado -30 días- para continuar con el tiempo adecuado por el Valle Bailem. También aprovechar para sacar el visado de entrada a Papua Nueva Guinea (PNG), y despreocuparme mientras camino por ahí. 
Tidak apa apa (No hay problema).