Geológicamente, todas las islas
consisten mayoritariamente en montañas de coral con líneas de costa cortadas
por altos riscos de hasta 60mt. sobre el nivel del mar. Las islas Biak,
Supriori, Nunfor y las Padaidos, forman uno de los nueve distritos
administrativos en Papua Occidental. La populación de Biak
sobrepasa los 100.000 habitantes, siendo la mitad los que habitan el la ciudad y
áreas aledañas.
Estos días he estado recorriendo la
isla en minibus local (Taksi). Hay que ir a las terminales de
transporte, esperar el tiempo que tarde en llenarse -no he tenido que esperar
mucho-, y luego hacer el recorrido oportuno. Hacia el N. hay que hacer
trasbordo en la Terminal de Pasar (mercado) Baru, y esperar
nuevamente la salida del siguiente vehículo. La carretera discurre por el
centro de la isla atravesando pequeñas aldeas de casitas, casi siempre
rodeada de césped plantas, parcelas plantadas con diversas verduras, hasta
llegar a la costa donde el panorama cambia a muchísima más luminosidad debido
al blanquísimo color de la arena coralina de las playas, todas llenas de
cocoteros, enorme arboleda y plantas hasta la orilla. Las casas, aunque ya han
perdido lo tradicional, aún se mantienen en un estado precario que las
hace ser perfectas estampas fotográfica, siempre con chiquillos corriendo por los
alrededores, señoras lavando la ropa, o mayores cargando leña para el fuego. Los
hombres, casi todos, se dedican a la pesca cerca de la costa con sus pequeñas
barcazas.
En el Kampung Warsa se encuentra la cascada (Air Terjun) Warfasak, una serie de caídas de agua, en la que el baño apetece nada mas
verla. Continuando una pequeña vereda se llega hasta la más alta (aprox. 20mt.) entre altísimos árboles que apenas deja pasar completamente los rayos de sol.
El agua vaporizada que remueve la brisa creada por la fuerza de caída refresca todo el
entorno haciendo el lugar perfecto para
esconderse a medio día. La zona baja, cerca de las pocas casas que compone
esta parte del poblado y donde las mujeres acuden a bañarse y lavar la ropa,
está llena de enormes mariposas de colores que revolotean sobre las ramas y las
enredadas raíces de los árboles que quedan a la vista sobre la charca. Gracias
a los chiquillos que se interesaron en acompañarme hasta la parte alta pude
disfrutar de este espectacular entorno.
La vuelta fue mas sencilla y rápida de
lo que me esperaba, aunque cuando venía a este lugar apenas
atravesamos algunas casas y observando el poco tráfico existente pensé que si no encontraba transporte de vuelta
porque quizás no hubiese suficiente gente que llenara un taxi -en este caso no
saldría-, me vería pidiendo permiso a algún vecino para hacer noche en su casa hasta la mañana siguiente que pudiera regresar a Kota
(la ciudad).
Otro día me trasladé hasta Wardo,
un pequeño kampung de pescadores, donde también hay una cascada que merece ser
visitada, principalmente por la manera de acceder a ella. Igualmente desde la Terminal de Pasar Impres, hay que subirse al Taksi que va hacia Pasar
Baru y allí esperar por la salida del que pasa por Wardo.
La carretera se adentra en esta parte de la isla a
través de extensos mantos arbóreos, donde destacan los enormes helechos que
tanto abunda en esta parte del país. Diminutos poblados componen el
recorrido de esta estrecha carretera y se nota que muy poco movimiento de vehículos y de gente. Lo primero que me vino a la cabeza fue que debía asegurarme que la hora de vuelta no fuese muy tardía. El Taksi me
dejó sobre un enorme puente metálico que pasa sobre el río. Y desde ahí las
vistas a ambos lados son bucólicas. Por un lado, el río se pierde entre una
espesa arboleda que lo envuelve completamente y donde una casa de madera con una pequeña
tarima de madera hace de embarcadero a la misma, y por el otro el poblado se aprecia muy sugerente, encajado en una pequeña bahía donde el mar se funde con el río que baja
desde las montañas . Sus casitas bastante viejas que está elevadas por pilares de madera sobre el agua son de igualmente de madera con techos de metal ondulados. Las canoas de atractivos colores descansando en la orilla realzan la placentera estampa fotográfica del paisaje. Mientras los más jóvenes pasan el tiempo pescando sobre una
destartalada estructura de lo que pudo ser un embarcadero, los más
viejos se encuentran charlando sentados en las puertas de sus casas o arriba, en el mercado
local, intentando vender sus existencias, que tampoco son muchas: unas pocas latas de
conservas, bolsas de chucherías, algunas verduras, tabaco.... Intenté alquilar
una canoa a motor para poder llegar por río hasta el sendero que conduce hacia
la cascada, pero la marea estaba demasiado baja y era difícil acercarse a su
orilla por la cantidad de piedras que lo dificultaba. Hace años hubo un
terremoto que derrumbó parte del acceso, haciéndolo ahora bastante más difícil
acceder. Pero me ofrecieron la oportunidad de llegar en moto por otro camino.
No era lo emocionante que buscaba pero en ese momento no había otra solución
más que caminar por la carretera hasta un complicado sendero de varias horas o
hacerlo en moto, ahorrando tiempo pues ya era las 2:30 de la tarde y había que
comenzar la macha. Quería bañarme y disfrutar del entorno. El trayecto duró
poco, y tras dejar la moto aparcada, 500mt. de sendero conduce hasta las
cascadas.
Lástima que la noche anterior no
lloviera lo suficiente ya que apenas bajaba el agua con fuerza por las
diferentes caídas de agua que forma esta cascada. Aunque no me bañé si pude disfrutar de su entorno, sobre todo de los olores que manaban de tantas plantas y del
sonido que procedía de la aves que habitan en estos montes.
Mañana mi próximo destino será las islas
Padaido para hacer unas inmersiones en sus aguas, seguir hacia el Norte de
la isla Yapen para quedarme en un poblado a pasar la noche
y de madrugada salir a observar el amanecer y algunas Aves del Paraíso. Luego, por la tarde, intentaré coger algún vehículo hacia Serui, la
capital, hacer varias noches y continuar viendo cosillas interesantes por ahí.