15/11/12

Biak y sus atracciones

Cuando Biak servía como parada técnica a los vuelos de Garuda procedente de EE.UU. a muchos pasajeros no les importaba desembarcar y disfrutar de unos días en esta isla. Y es una pena que hayan retirado esos vuelos porque, aunque no es un lugar turístico, la isla es rica en historia y belleza natural. Los isleños son Melanesios, étnica y culturalmente distintos de la mayoría que habitan en el país. 
Como en otras partes de Papua Occidental la tradición cultural también  ha sido mayoritariamente desmantelada por los misioneros, y hoy día todos visten indumentaria occidental. Es decir, camiseta y pantalones, o trajes largos. Pero algunos elementos del viejo estilo de vida se mantienen principalmente los bailes en celebraciones muy concretas.
Geológicamente, todas las islas consisten mayoritariamente en montañas de coral con líneas de costa cortadas por altos riscos de hasta 60mt. sobre el nivel del mar. Las islas Biak, Supriori, Nunfor y las Padaidos, forman uno de los nueve distritos administrativos en Papua Occidental. La populación de Biak sobrepasa los 100.000 habitantes, siendo la mitad los que habitan el la ciudad y áreas aledañas.
Estos días he estado recorriendo la isla en minibus local (Taksi). Hay que ir a las terminales de transporte, esperar el tiempo que tarde en llenarse -no he tenido que esperar mucho-, y luego hacer el recorrido oportuno. Hacia el N. hay que hacer trasbordo en la Terminal de Pasar (mercado) Baru, y esperar nuevamente la salida del siguiente vehículo. La carretera discurre por el centro de la isla atravesando pequeñas aldeas de casitas, casi siempre rodeada de césped  plantas, parcelas plantadas con diversas verduras, hasta llegar a la costa donde el panorama cambia a muchísima más luminosidad debido al blanquísimo color de la arena coralina de las playas, todas llenas de cocoteros, enorme arboleda y plantas hasta la orilla. Las casas, aunque ya han perdido lo tradicional, aún se mantienen en un estado precario que las hace ser perfectas estampas fotográfica, siempre con chiquillos corriendo por los alrededores, señoras lavando la ropa, o mayores cargando leña para el fuego. Los hombres, casi todos, se dedican a la pesca cerca de la costa con sus pequeñas barcazas. 
En el Kampung Warsa se encuentra la cascada (Air TerjunWarfasak, una serie de caídas de agua, en la que el baño apetece nada mas verla. Continuando una pequeña vereda se llega hasta la más alta (aprox. 20mt.) entre altísimos árboles que apenas deja pasar completamente los rayos de sol. El agua vaporizada que remueve la brisa creada por la fuerza de caída refresca todo el entorno haciendo el lugar perfecto para esconderse a medio día. La zona baja, cerca de las pocas casas que compone esta parte del poblado y donde las mujeres acuden a bañarse y lavar la ropa, está llena de enormes mariposas de colores que revolotean sobre las ramas y las enredadas raíces de los árboles que quedan a la vista sobre la charca. Gracias a los chiquillos que se interesaron en acompañarme hasta la parte alta pude disfrutar de este espectacular entorno.
La vuelta fue mas sencilla y rápida de lo que me esperaba, aunque cuando venía a este lugar apenas atravesamos algunas casas y observando el poco tráfico existente pensé que si no encontraba transporte de vuelta porque quizás no hubiese suficiente gente que llenara un taxi -en este caso no saldría-, me vería pidiendo permiso a algún vecino para hacer noche en su casa hasta la mañana siguiente que pudiera regresar a Kota (la ciudad).
Otro día me trasladé hasta Wardo, un pequeño kampung de pescadores, donde también hay una cascada que merece ser visitada, principalmente por la manera de acceder a ella. Igualmente desde la Terminal de Pasar Impres, hay que subirse al Taksi que va hacia Pasar Baru y allí esperar por la salida del que pasa por Wardo.
La carretera se adentra en esta parte de la isla a través de extensos mantos arbóreos, donde destacan los enormes helechos que tanto abunda en esta parte del país. Diminutos poblados componen el recorrido de esta estrecha carretera y se nota que muy poco movimiento de vehículos y de gente. Lo primero que me vino a la cabeza fue que debía asegurarme que la hora de vuelta no fuese muy tardía. El Taksi me dejó sobre un enorme puente metálico que pasa sobre el río. Y desde ahí las vistas a ambos lados son bucólicas. Por un lado, el río se pierde entre una espesa arboleda que lo envuelve completamente y donde una casa de madera con una pequeña tarima de madera hace de embarcadero a la misma, y por el otro el poblado se aprecia muy sugerente, encajado en una pequeña bahía donde el mar se funde con el río que baja desde las montañas . Sus casitas bastante viejas que está elevadas por pilares de madera sobre el agua son de igualmente de madera con techos de metal ondulados. Las canoas de atractivos colores descansando en la orilla realzan la placentera estampa fotográfica del paisaje. Mientras los más jóvenes pasan el tiempo pescando sobre una destartalada estructura de lo que pudo ser un embarcadero, los más viejos se encuentran charlando sentados en las puertas de sus casas o arriba, en el mercado local, intentando vender sus existencias, que tampoco son muchas: unas pocas latas de conservas, bolsas de chucherías, algunas verduras, tabaco.... Intenté alquilar una canoa a motor para poder llegar por río hasta el sendero que conduce hacia la cascada, pero la marea estaba demasiado baja y era difícil acercarse a su orilla por la cantidad de piedras que lo dificultaba. Hace años hubo un terremoto que derrumbó parte del acceso, haciéndolo ahora bastante más difícil acceder. Pero me ofrecieron la oportunidad de llegar en moto por otro camino. No era lo emocionante que buscaba pero en ese momento no había otra solución más que caminar por la carretera hasta un complicado sendero de varias horas o hacerlo en moto, ahorrando tiempo pues ya era las 2:30 de la tarde y había que comenzar la macha. Quería bañarme y disfrutar del entorno. El trayecto duró poco, y tras dejar la moto aparcada, 500mt. de sendero conduce hasta las cascadas.
Lástima que la noche anterior no lloviera lo suficiente ya que apenas bajaba el agua con fuerza por las diferentes caídas de agua que forma esta cascada. Aunque no me bañé si pude disfrutar de su entorno, sobre todo de los olores que manaban de tantas plantas y del sonido que procedía de la aves que habitan en estos montes.
Mañana mi próximo destino será las islas Padaido para hacer unas inmersiones en sus aguas, seguir hacia el Norte de la isla  Yapen para quedarme en un poblado a pasar la noche y de madrugada salir a observar el amanecer y algunas Aves del Paraíso. Luego, por la tarde, intentaré coger algún vehículo hacia Serui, la capital, hacer varias noches y continuar viendo cosillas interesantes por ahí.