11/3/13

Trobriands, Islas del Amooor (II Parte)

Como me habían comentado que los días de mercado en Diagila pudiera ser más sencillo conseguir transporte hasta Losuia que cualquier otro día de la semana, me dirigí allí a las 8 de la mañana tras el último desayuno con la familia Tosieru, acompañado del sobrino de Enmanuel que me ayudó a cargar una de las mochilas hasta allí, y así intentaría aprovechar todo el día para poder llegar hasta Okaiboma, mi próximo destino. En vista que no había ningún movimiento de gente aún, continuamos caminando hasta el cruce de entrada a Liluta pero allí nos confirmaron que a las 7 había salido el PMV dirección Losuia en busca de pasajeros hacia el aeropuerto, como realiza cada dos días, como siempre, cuando hay vuelos. Nuevamente se repite la historia de horarios y desconocimiento/olvido de cómo funciona el transporte en la isla por parte de sus paisanos. Mucho me recuerda al mismo descontrol como sucede en otras islas del Pacífico (Samoa, Tonga, Cook…) que he visitado años atrás.
Al no haber sombra alguna en el cruce donde guarecernos continuamos caminando hasta el poblado Kwaibwaba y allí una vecina sacó de su casa una silla y me la ofreció para que pudiera esperar sentado bajo la sombra de los enormes árboles –vaya detalle!- la llegada del siguiente PMV hacia Losuia. Así pues, sentado, charlábamos con los vecinos que extrañados por esa insólita visita del dimi-dim, se acercaban a enterarse de lo que allí estaba sucediendo, mientras bebíamos agua de los dos cocos que habíamos transportado para beber, comiendo otros tantos enormes pomelos que también me dio la misma vecina de la silla, y más cocos ofrecido por otros paisanos que por allí pululaban.
Hasta las 12 no apareció uno de los Truck con pasajeros que se dirigían hacia Liluta y hacia el mercado de Diagila, como ha sucedido siempre que hay mercado. Esta vez tuve la suerte que fuera el vehículo que normalmente hace la ruta Losuia - Okaiboma, el pueblo que esta vez quería quedarme. Como aquí acontece que los vehículos parten cuando se llenan, éste fue requerido para ir hacia el N. de la isla.
Así que, una vez montado, realizamos las consiguientes sucesivas paradas para recoger o dejar pasajeros, hacer dos cambios de ruedas debido pinchazos, detenernos en Losuia para reparar las gomas, y tras media hora de carretera llegamos al atardecer a Okaiboma , donde varios de los hijos de Tolobuwa, el Jefe de este poblado, me ayudaron a llevar mis mochilas a través del conjunto de chozas con techos de paja construidas sobre puntales en torno a la plaza central hasta su casa. Allí se encontraba su padre, impasible chupando buais y tallando varias cáscaras de cocos que le servirá de recipiente para el polvo de conchas (lime). El polvo es recogido con una fina espátula hecha de un hueso de casuario –antiguamente era de un hueso humano-. La nuez del fruto de la palmera Areca (del buai) que habitualmente se masca aquí es mucho más dura y de color cobrizo. Como tiene los dientes muy desgastado previamente lo tiene que escachar en un pequeño cuenco de madera hecho también por él.
Una vez realizada la presentación a Tolobuwa, es decir las obligadas repetidísimas preguntas de donde vienes, están tus padres vivos, cuantos hermanos y hermanas…, me mostraron mi estancia, una de las chozas de madera con techo de paja que suelen alquilar a los visitantes, donde me quedé cuatro días. Se trata de un habitáculo donde guardan diversos objetos y ropa, no tiene puerta de acceso, es abierto hacia la plaza central, y justo en frente se encuentra la Casa de los Ñames del jefe.
La tranquilidad con la que se vive, la seguridad que ofrece hospedarse con la familia de jefe del poblado y que todo el mundo se conoce hace que la estancia sea muy relajada aunque siempre fui advertido de no dejar nada a la vista. Afortunadamente en estos casi dos meses que llevo viajando aún no me he visto en ningún tipo de incidente con los papues, muy proclives en grandes asentamiento a robos, asaltos o ataques a quien tenga apariencia de llevar algo de valor.
En el centro de la plaza se estaba realizando una actividad ceremonial de recogida de Dobas (moneda local) para ayudar a una familia que tenía un miembro en el hospital de Port Moresbi y no disponían de medios económicos para asistirlo. Todas las vecinas con posibilidades ayudaron a las familia aportando cerca de 300€. Formaron una montaña con todos lo conseguido y lo introdujeron en un fardo hecho con ramas anchas de palmera que fue recogido por la familia.
La gente imprime su propio dinero restregando hojas de banano, previamente cortadas en tiras, sobre un madero al que le han hecho una serie de grabados lineales y luego las dejan secar al sol. Cada racimo de 50 tiras tiene un valor de 5 kinas (2€). También es utilizado como regalo de boda, ceremonias especiales, para comprar objetos de uso diario, alimentos o incluso gasolina para los motores de las embarcaciones. Las Dobas se guardan en las casas, dentro de fardos abiertos, sin importarles si se humedecen o si se las comen los bichos. Nadie las toca. Cuando haya tiempo, se harán más.
Hemos paseado por todo el poblado -que se encuentra dividido en dos partes-, donde sus casas son más rurales, sin apenas chapas de metal y ofrecen una imagen mucho más atrayente que Kaibola. La gente es igual de amistosa y curiosa como en el resto de la isla.
Las viviendas son rectangulares fijadas sobre altos puntales de madera y techos de paja que en ocasiones llegan hasta el suelo evitando de esa manera el agua que se pueda acumular bajo ella tanto por las lluvias como por las crecidas de la mareas.
Los asentamientos del interior se disponen en dos o más anillos concéntricos en torno a una plaza central ceremonial (Buka) usada para diversos rituales de la comunidad. En el primer anillo se sitúan las Casas del Ñame construidas también sobre puntales que son a menudo más altas y más elaboradas que las propias viviendas. Sólo las pertenecientes a jefes y nobles pueden ser decoradas con hermosos tallados y están pintados en rojo, blanco y negro. En el segundo anillo
se encuentran el conjunto de las otras viviendas. La casa del jefe a menudo se encuentra en el anillo central donde se concentran las casas frente a la plaza.
No hay retretes y todos van al bosque a realizar sus necesidades. También hay pozos donde coger el agua para las comidas o bañarse -que siempre lo hacen al anochecer, vestidos-. Los misioneros consiguieron adoctrinarles para asquearse de sus propios cuerpos como sucede en casi todas las religiones reprimidas.
Detrás de las casas se encuentran las plantaciones, y más allá los huertos de árboles frutales. 
Las comunidades costeras están especialmente construidas sobre un patrón similar, pero se ven más afectadas por la topografía, las costas y las mareas.
Los jóvenes adolescentes y algunos adultos vivían hasta no hace mucho en casas para solteros (Bukumatula o casa del amor) separados de sus familias natales. Es un pequeño habitáculo donde éstos acceden para realizar sus encuentros sexuales antes del matrimonio. En ocasiones es utilizado para vivir por mujeres separadas o que el hermano lo ha construido para su hermana.
Aunque los conocimientos de la reproducción y de la medicina moderna están muy extendidos en esta sociedad algunas de sus creencias tradicionales continúan resistiendo notablemente. Muchos siguen admitiendo que la verdadera causa del embarazo es debido a un Baloma (espíritu de un miembro fallecido del mismo linaje) que tiene la habilidad de preñar a la mujer mientras se baña en el mar, sustituyendo el papel del esperma masculino, manteniéndose de esta manera el sistema de descendencia matrilineal intergeneracional.
Así pues, el papel de las relaciones sexuales está indirectamente relacionada con la concepción y es visto como una forma “de abrir el camino” para que el baloma pueda introducirse en el vientre de la mujer, y sin cuya existencia una mujer no podría quedar embarazada. Estos principios constituyen la creencia popular de los más mayores, pero preguntando a cualquier hombre, mujer o incluso jóvenes con inteligencia media, no opinan lo mismo. En el pasado, muchos mantenían esta creencia tradicional porque el ñame, un alimento muy consumido en la isla, incluye productos que podrían ser fitoestrógenos y esteroles vegetales con efectos anticonceptivos, por lo que el vínculo práctico entre el sexo y el embarazo no era evidente.
En una conversación que tuve con una joven que había tenido un niño con su anterior novio y no quería reconocerlo como hijo suyo, me habló bastante preocupada de lo mal que lo estaba pasando con su actual pareja, un tipo extremadamente celoso. Me extraño tantísimo!!. Había leído que con las relaciones sexuales libres con las que han gozado esta gente jamás pudiera existir los celos, pero sí que lo hay. Y en exceso, principalmente entre los más jóvenes. Pero no ha sido la única. Algunas más están sufriendo las mismas consecuencias, y va en aumento, en cuanto los jóvenes puedan salir a menudo de sus poblados para vivir o estudiar en ciudades grandes, alejados de las tradiciones isleñas. Es el cambio intergeneracional, al igual que ocurre con la ropa, la televisión y los teléfonos móviles.
Esta joven se quejaba que en alguna ocasión despertó de un largo sueño pudiendo ser víctima de abusos por parte de su actual pareja. Contaba que tuvo que haber recibido algún tipo de ungüento que la hiciera perder el sentido. Y parece ser que aún se utiliza la magia para obtener algún tipo de beneficio en diferentes circunstancias.
La magia consiste en hechizos y ritos realizados por un hombre que posee una serie de condiciones para ejecutarla. El poder mágico reside principalmente en las palabras de la fórmula, y la función del rito, que es como una regla muy simple, consiste principalmente en transmitir la respiración mágica cargada con el poder de las palabras hacia el objeto o la persona que debe ser afectada. Todos los hechizos mágicos se cree que continúan subsistiendo sin cambios desde tiempos inmemoriales, desde “que salió del subsuelo a través del agujero de los orígenes”, como dicen algunos.
Este último punto tiene una relación sociológica ya que algunos sistemas de magia son hereditarios, cada uno en un subclan especial, habiéndolo poseído desde el momento en que salió de la tierra. Sólo puede ser realizado por un miembro llegando a ser uno de los atributos y posesiones mas valiosas del propio subclan. Toma sentido en la línea femenina, aunque por lo general, al igual que otras formas de poder de posesión, es ejercida sólo por hombres. No obstante, en algunos casos la magia hereditaria como tal también pudiera ser practicada por mujeres. La posición de la mujer en la magia por lo tanto merece una consideración muy especial.
La energía producida por la magia a su ejecutante no es debida simplemente a los efectos de su específica influencia ya que los ritos están íntimamente entrelazados con las actividades a las cuales acompañan. Así, en el ritual de la magia hacia las plantaciones, el oficiante desempeña un papel económico y social importante y es el organizador y director del trabajo. Sucede lo mismo en la construcción de una canoa, o en el rito asociado con la realización de una expedición en el mar: el hombre que técnicamente la dirige y es líder de la acción tiene también el deber o privilegio de llevar a cabo la magia.
La larga y compleja serie de hechizos que acompañan a la construcción de una canoa no puede ser hecha por una mujer ya que ninguna viaja en una expedición ceremonial. Por eso "la magia del viaje seguro” es realizada sólo por hombres.
La Magia está muy íntimamente asociada con la vida económica y de hecho es también un instrumento de poder y un alto estatus para aquellos que lo practican, constituyendo un aspecto particular de la realidad. En todas las actividades importantes y las empresas en las que el hombre pudiera tener algún problema, la magia es un tema indispensable. Así, se apela a ella en la jardinería, en la pesca, en la construcción de una canoa grande, en la inmersiones en busca de conchas valiosas, en la regulación del viento y el clima, en la obtención de la seguridad en el mar, en la guerra, en el amor y la atención personal, en el éxito de cualquier gran empresa y por último, pero no menos importante, en la salud y en el envío de enfermedades a alguien. A veces, el éxito y la seguridad en todos estos asuntos es en gran medida completamente dependiente de la magia, y puede ser controlado para su correcta aplicación. La fortuna o el fracaso, la escasez o la abundancia, la salud o la enfermedad, se cree que es debido principalmente a la magia directamente aplicada en las circunstancias adecuadas.
Todas las mañanas, al alba, me he despertado con continuos cantos realizados por un grupo de personas desde sus chozas. Al preguntar a que era debido me indicaron que hacía varios días que había fallecido una joven y la estaban llorando de esa manera. Ya había sido enterrada pero los familiares continuaban gimiendo, solamente al amanecer.
La última noche, un largo desfile de gente llorando desconsoladamente avanzaron directamente hacia mi choza y se pararon unos pocos metros más allá, donde viven los familiares directos de la joven. El paso ceremonial fue especialmente conmovedor. Casi nadie podía contener las lágrimas pues todos se conocen muy bien. Algunas de las mujeres vestidas de negro llevaban en sus manos unas fotos enmarcadas de la difunta. Pasé muy mal momento, al igual que mis anfitriones. Durante media hora estuvieron llorando sin parar contagiando a todos los vecinos de los alrededores. Luego los llantos fueron disminuyendo mientras poco a poco los asistentes iban dispersándose hacia sus casas. 
En el ritual del entierro las mujeres tienen mucho que decir y que hacer. El más importante de ellos en solemnidad y santidad así como en exhibición y difusión, son las ceremonias mortuorias. En todas aquellas actividades que comienzan inmediatamente después de la muerte de cualquier miembro importante de la tribu y continúa intermitentemente durante meses o incluso años mas tarde, las mujeres juegan un papel importante y tienen sus propios deberes concretos que cumplir: la manera de tratar el cadáver, el desfile del lloriqueo, el entierro con sus diferentes ritos, la distribución de alimentos ceremoniales y en el pago a los demás familiares por su participación en el luto.
Ciertas mujeres que se hallan en una relación especial con el fallecido, mientras el cadáver se encuentra extendido en la choza, tienen que mantener el cuerpo entre sus rodillas y acariciarlo, otra categoría de mujeres de la familia llevan a cabo un singular duelo fuera: un número de ellas, algunas situadas en parejas una frente a la otra y algunas otras solas, se mueven en una lenta danza, hacia delante y hacia atrás a través de la plaza central, al ritmo del llanto de la marcha fúnebre. Como regla general, muchos participantes llevan en sus manos algún objeto usado por el difunto. Tales reliquias juegan un importante papel en duelo y son usados ​​por las mujeres durante mucho tiempo después del duelo. El hecho de envolver el cadáver y su vigilia posterior sobre la tumba es el deber de otra categoría del género femenino del fallecido. Algunas que han tenido un fallecido recientemente en su familia, entre ellas la esposa, se afeitan la cabeza y se tiznan con cenizas el rostro.
Antaño los fallecidos eran enterrados en posición vertical con la cabeza fuera de la tierra y una olla de barro sobre ella.
He comido muy bien, hasta cuatro veces al día como han hecho ellos!, y al igual que en Kaibola, Taro, Aibika (verduras), y Pescado han sido lo que más a predominado en los platos que me ha ofrecido la familia.
Me he bañado en su pequeña playa que está rodeada por una barra coralina, desde donde salen las embarcaciones (banana boat o dingi) hacia la isla Tawali. Otras, utilizadas por los pescadores son las canoas tradicionales (Masawa). Están decoradas con hermosos arcos tallados, con dibujos y llevan collares de diferentes tipos de conchas. Los isleños son excelentes marineros y pescadores y se pasan largas horas o días en el mar. Por las noches se pueden ver las luces de sus lámparas atrayendo a los peces.
Ha llovido dos de los días, pero la mañana que tenía que ir al aeropuerto fue tremendamente desesperante. Toda la noche había caído una abundante lluvia, el poblado se encontraba completamente anegado de agua y los inquietantes truenos a poco kilómetros de distancia hacía presagiar lo peor: que no pudiese aterrizar el avión que me tendría que trasladar a Alotau nuevamente. Una gran tormenta tropical se estaba moviendo por Islas Vanuatu y nos estaba afectando su cola casi de lleno.
Afortunadamente el tiempo no empeoró más y pudimos subir al Truck que se dirigía hacia el aeropuerto con otros vecinos. Los hermanos Tolobuwa me acompañaron para despedirse de mi. Una vez allí sólo era cuestión de esperar que abrieran el aeropuerto e implorar que saliera el vuelo desde Alotau. En el exterior del aeropuerto se situaban los vendedores de cangrejos de varias aldeas costeras que aprovechan el movimiento de pasajeros para vender sus “lotes” de cuatro cangrejos amarrados por las pinzas. Sus tamaños son considerables y con una pinta exquisita.
El vuelo fue excelente y desde la lejanía se podía apreciar el pedazo de tormenta que descargaba muchísima agua con furia sobre el mar. Al aterrizar, las oscuras nubes y la pista mojada daba a entender que por esta parte también estaba cayendo otra buena.  
Nuevamente en Alotau mi intento de ir directamente a East Cape se frustró al no haber transporte por ser domingo. Todo estaba cerrado a excepción de algunos puestos de comida junto a las instalaciones del mercado. El cielo muy nublado y la incesante llovizna tampoco invitaban a ir a la playa. No quedaba mas remedio que quedarme nuevamente en el Lodge Napatana e ir al día siguiente, al menos, a pasar el día allá.
East Cape se encuentra a 58Kms. al E. de Alotau. Se llega en Truck (10K.) en una hora y media por una carretera de tierra con bastantes baches pasando a través de pequeñas aldeas. Llama la atención observar a cantidad de gente caminando por el lado de la carretera dirigiéndose a distintos lugares, tanto a sus plantaciones como a otros poblados.
Hay al menos tres Guest house con muy buenos precios para quedarse: 30K. alojamiento y 3 comidas. Tiene una zona bastante atrayente para bucear y una isla cargada de vegetación a la que se puede llegar nadando (20min.) o en embarcación local. Para visitar otras islas algo mas alejadas es mejor traerse un bidón de gasolina desde Alotau porque es caro comprarlo allí. Es también puerto de atraque de pequeñas embarcaciones que traslada a los vecinos habitualmente a sus islas y barcos algo más grande dirección N., hacia Tufi, parando en diferentes puntos de la costa.
En el pequeño mercado que se encuentra junto al muelle se puede comer bastante barato pescado frito, fruto del pan igualmente frito, donuts locales, trozos de frutas... que las vecinas traen para ganarse unas kinas.
De vuelta a Alotau la lluvia nos cogería a medio camino haciendo el viaje algo más fresquito a pesar de viajar en un Truck completamente cerrado por varias lonas que evitaba que nos mojásemos, y de lo incómodos que íbamos ya que estábamos rodeados por todas partes de una enorme cantidad de cestos llenos de ñames, pescados, diferentes frutas y verduras que un grupo de paisanos trajeron desde otra isla en la que habían estado trabajando varias semanas, lo que ralentizó la vuelta pues parábamos continuamente para que fueran bajando y descargando todo lo que a cada uno le correspondía.
Ya poco queda por hacer. Este ha sido el último lugar que me queda por ver antes de que se me agote los 60 días de visado. Mañana, con algo más de suerte podré regresar al punto de partida de este viaje por PNG., Vanimo, la ciudad a muy pocos kilómetros de la frontera con West Papua.